La ciencia promete
Leiner Vargas [email protected] | Martes 07 febrero, 2012
Reflexiones
La ciencia promete
Existen muchos mitos sobre los científicos, algunas veces nos parece como si esos “seres extraños” estuviesen desarticulados de la vida en sociedad y de las decisiones y problemas cotidianos de las personas de la calle. Nada más lejano de la realidad. Una clara evidencia de ello es el caso del premio Magón 2012, Dr. Rodrigo Gámez, a quien me permito felicitar por tan merecida distinción.
De tantos aportes del Dr. Gámez para Costa Rica en la Universidad de Costa Rica, el Instituto Nacional de Biodiversidad o en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, quisiera resaltar uno con particular interés: el haber puesto en evidencia el valor social y económico de los recursos naturales y, en particular, la biodiversidad con que cuenta el país.
Haber desarrollado argumentos científicos sólidos y trasladarlos a los costarricenses de a pie es un éxito que le permite trascender su disciplina científica y convertirse en un promotor de la ciencia y de la naturaleza.
La ciencia promete, dirían nuestros jóvenes hoy; claro que promete y que vale la pena invertir en ella y considerar seriamente el convertirse en científico. Muchos de nuestros problemas cotidianos como sociedad podrían ser resueltos con aplicaciones e innovaciones tecnológicas basadas en conocimiento científico existente o en conocimiento nuevo por descubrir o adaptar y transferir.
La ciencia es la única la tabla de salvación ante fenómenos tan complejos como el cambio climático o la atención a los desastres naturales, para mencionar dos temas urgentes en la sociedad de hoy. Sería imposible pensar un país que avance significativamente en su competitividad y desarrollo en el último siglo, sin antes hacer una inversión seria y sistemática en ciencia, tecnología e innovación.
Sin embargo, en Costa Rica el discurso a favor de la ciencia no tiene un equivalente en su prioridad de gasto público y/o privado asociados.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, el país tiene un rédito económico que supera en más de seis veces las inversiones que se realizan en actividades de ciencia, tecnología e innovación; es decir, que por cada colón invertido se obtienen al menos seis más en réditos o rendimiento de dicha inversión.
Somos como país uno de los más bajos del ranking de naciones de la región latinoamericana en el rubro de inversión en relación con el PIB. Nuestra inversión pública y privada en ciencia y tecnología no llega ni a medio punto porcentual del PIB.
Claro, seguimos teniendo científicos heroicos como don Rodrigo, o don Franklin Chang, haciendo mil malabares para tener fondos para investigar. Es hora de que tomemos en serio la ciencia y la tecnología y destinemos al fondo de incentivos y a los fondos de investigación lo justo. Con palabras bonitas no vive nuestra ciencia y tecnología. Se requiere voluntad política para dar un paso significativo en este campo. No podemos seguir teniendo a la ciencia, la tecnología y la innovación como la cenicienta del Estado costarricense.
Leiner Vargas Alfaro
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