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La NO Presa Final (3)

Pedro Oller [email protected] | Martes 07 junio, 2016


 Al quitar el elemento humano de una cosa tan mecánica como conducir un carro, se ahorra tiempo, combustible; se reducen los accidentes y la contaminación

La NO Presa Final (3)

Un amigo entusiasta de los motores y de la tecnología me llamó para conversar sobre mis dos columnas anteriores. Si bien coincidíamos en la convergencia de la tecnología, para resolver muchos de los problemas del tránsito actual en nuestro país, a falta de otras soluciones que tomarán más tiempo, también me sugirió revisar el tema de los automóviles y su evolución.
Había conocido un poco del tema por la conferencia de Roberto Sasso “Acelerando el Futuro” con ocasión de un TedX reciente. Revisando un poco más en detalle puedo decirles, sin temor a equivocarme, que la Presa Final no ocurrirá en nuestras vidas. La respuesta está aquí ya.
Vehículos que se conducen solos.
Señoras y señores, ese es el futuro inmediato. Los beneficios son clarísimos: Al quitar el elemento humano de una cosa tan mecánica como conducir un carro, se ahorra tiempo, combustible; se reducen los accidentes y la contaminación. Como bien apuntaba Roberto en su conferencia, yo tampoco quiero un piloto a cargo del avión que me lleva de punto a punto salvo cuando es estrictamente necesario. ¡Y eso ocurre hace rato!
Atención, para que no cunda el pánico, lo más probable es que seguramente en Costa Rica no hay ningún carro autónomo en la calle. Deducción por el tamaño del país y del mercado, empírica.
Así las cosas, a diario hay miles de vehículos en todas partes del mundo que están probando la tecnología de ser conducidos sin que un ser humano atienda la rueda. Esa es la realidad.
Y los números son simplemente fascinantes. Google ha acumulado más de 1,3 millones de millas desde que empezó a probar su carro autónomo (2012) pero con un chofer que puede tomar control del vehículo y en solo dos estados: California y Texas. Así los pesimistas señalen sobre el mismo programa que en poco más de 14 meses entre 2014 y 2015 los choferes debieron intervenir en 13 casos para evitar un choque, 69 para evitar conducción temeraria y 272 por fallas en el software. Digamos, lo que me corresponde hacer usualmente en el trayecto de la oficina a la casa en cinco días, incluyendo mi software personalísimo.
Volvo, que tiene desde 2014 de probar carros en Suecia e Inglaterra planea vender en Londres 100 carros autónomos para 2018. ¡Eso son menos de dos años! Si esto no le emociona, está con mi hijo de 11 años para quien todo esto fue un bostezo, porque están listos para el cambio.
Servicios tan disruptivos como Uber o Lyft son objeto de inversión, porque además el carro como propiedad va a desaparecer, ya que tenemos una economía de transporte compartido en pequeñas unidades beneficio de esos servicios. Sin embargo, trenes y otras formas de transporte masivo mantienen vigencia (salvo aquí).
Dejaremos de comprar carros, algo que me duele porque me gustan, pero ojo a lo que hace General Motors que invirtió este año $500 millones en Lyft para complementar el millardo invertido en Cruise Automation, una empresa de tecnología que desarrolla autonomía en vehículos.
La pregunta entonces se volvió bizantina de qué hacer, porque no necesitamos mejores soluciones o mejores calles. Necesitamos abrazar la tecnología.

Pedro Oller
 

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