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La redención del agro

Alvaro Madrigal [email protected] | Jueves 17 diciembre, 2015


El PND de esta administración entiende que debe emprender la ruta de la recomposición de los factores incidentes en el actual estado de cosas

De cal y de arena

La redención del agro

Ampuloso y cuidado si no desorbitado, el contenido del capítulo del “Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 Alberto Cañas” referente al mundo agropecuario costarricense me deja la sensación de subestimar el pesado lastre de las realidades que están interponiéndose al crecimiento del sector.
No es que las desconozca, pues las trae a cuento a la hora de explicar por qué el principal problema que tiene ese mundo es el de la raquítica productividad.
Es que se fija la meta de revolucionar el agro costarricense en cuestión de cuatro años (o al menos de dejar en avanzado punto el recorrido) sin valorar que aquí —además de la carencia de liderazgo político para acometer el cambio— hay un entrabamiento infernal en lo jurídico, lo institucional, lo administrativo y lo burocrático.
A este capítulo relativo a lo agropecuario hay que reconocerle el mérito de poner en la agenda del día el relegado tema del agro y de trazarse metas ambiciosas, aunque es omiso en el cómo hacerlo, tal es el caso del inventario de obstáculos que se pueden interponer a la hora de empujar la carreta (infraestructura, recursos financieros y asistencia técnica fallidos, el tema laboral, el acceso a la comercialización directa, información de mercados, los altos costos de producción, las perspectivas de la demanda interna y externa, entre otros).
Sus metas de productividad agrícola son muy exigentes y de ahí cuestionables en el contexto existente, más si se enmarcan en un lapso corto.
El PND de esta administración entiende que debe emprender la ruta de la recomposición de los factores incidentes en el actual estado de cosas aunque resta ver cómo y con qué hacerlo.
Hace 40 años era otro el aparato burocrático e institucional. Era menos complicado el contexto jurídico. Y en la Presidencia de la República había un estadista excepcional, de extraordinario liderazgo y reconocida habilidad —Daniel Oduber— quien se topó con un sector agropecuario de enclenque marcha, agobiado por problemas generales de factura local y externa, y que en 1974 tenía una presencia en el PIB de -1.7%.
Una agresiva política de crédito y precios con soportes a la agricultura, acompañados de una inversión a fondo en obra pública, impulsó la economía, no importan algunos efectos fiscales negativos, también en la cuenta corriente de la balanza de pagos y en el endeudamiento externo, pues hubo un Banco Central que no se arredró y sí coadyuvó a la consecución de las metas del presidente Oduber.
En un mensaje ante la Asamblea Legislativa un 8 de mayo, don Daniel resaltó cómo fue que “los silos vacíos empezaron a llenarse y Costa Rica comprobó con sorpresa que, en menos de dos años, ingresaba en el mercado internacional de granos, no para comprar sino para ofrecer en venta el excedente de sus cosechas”. ¡Qué tiempos aquellos y qué estadista fue Oduber!

Álvaro Madrigal

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