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Lo que significa ese triunfo

Alvaro Madrigal [email protected] | Jueves 27 enero, 2011



De cal y de arena
Lo que significa ese triunfo

Celebro el triunfo de la papeleta que encabezó el abogado Ronaldo Blear en las elecciones internas habidas en el Sindicato de Trabajadores de JAPDEVA. No por creer que sea la cornucopia de las virtudes y el desideratum del sindicalismo sino por ver en él el triunfo de una corriente de opinión que se plantó con coraje, firmeza y arrojo ante una tenebrosa maraña de intereses políticos, económicos y mediáticos, armada artificiosamente para imponer a toda costa y sin miramientos éticos la privatización de los puertos, ni más ni menos que un eslabón más de un modelo de gestión que a nivel nacional ha traído con nefastos resultados el desguace del estado social de derecho. Ni en los años en que el sindicalismo marchaba a horcajadas del comunismo imponiendo una estrategia partidista que a veces resultó fatal, vio Costa Rica una amalgama de intereses tan poderosos como la que surgió ahora para desbancar un sindicato opuesto a sus insaciables afanes de dominación y embutida en la tripa de un proyecto enajenador, so pretexto de modernizarlos y de poner al país en capacidad de responder a los retos del crecimiento de su economía y de su apertura comercial. El gobierno no debe equivocarse en la interpretación de este episodio y sí tomar la iniciativa de abrir puertas a una negociación inteligente y persuasiva en torno a la erradicación de tantas atrofias jurídicas y económicas que padece JAPDEVA y de las gollerías y ataduras incorporadas a la convención colectiva de trabajo con la connivencia de quienes han sido sus directores.
Celebro esta victoria de los iconoclastas, con la esperanza de que la tozudez y el afán revanchista sean derrotados por la racionalidad y la contundencia de los hechos. Tienen que entender, Blear y los suyos, que la supervivencia de JAPDEVA depende de su modernización institucional y operativa a partir —claro está— de su despolitización y del saneamiento de sus finanzas, pasos que comprometen la depuración de la convención laboral de todo cuanto la reste agilidad y calidad de servicio. A ello se podrá llegar cuando el gobierno entienda que este ardoroso proceso iniciado en la administración en que también estuvo doña Laura, ha obedecido a un grave error en la interpretación de la realidad y a la perniciosa influencia de codiciosos políticos e inversionistas que han ubicado en la mira una exquisita pieza, tan preciada como que concibieron lo que no es ni más ni menos que una compra de conciencias con $137 millones. No hace falta privatizar los puertos para modernizarlos ni para liberar a JAPDEVA de tantas ataduras, v.g. la que limita su endeudamiento al millón de colones. Meses atrás un consejo de cámaras empresariales y movimientos sociales elaboró una propuesta que así lo recalca y que bien haría la administración Chinchilla, tras desprenderse de las nefastas carlancas y compromisos que están arrastrándola a un callejón sin salida, en desengavetarla ahora, cuando el vicepresidente Liberman habla de abrir campo a la negociación, en una de sus salidas que, aunque esporádicas, lo califican como el único con olfato político del régimen.

Alvaro Madrigal

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