Los estudiantes se organizan
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Viernes 27 septiembre, 2024
Alberto Salom Echeverría
(Nuevo capítulo del relato “Los Estudiantes y el Aspirante a Dictador”)
El vandalismo perpetrado contra Leopoldo e Ismael no solo incendió los ánimos especialmente entre los estudiantes de la UCR y la UNA, por ser a las que pertenecían Polo e Ismael, respectivamente, sino que los incitó a organizarse mejor.
Aún más, en las universidades ocurrió algo inusitado, pues los estudiantes de filosofía de ambas instituciones y los de matemática de la UNA, donde estudia Ismael se unificaron y comenzaron a planificar acciones conjuntamente. El clima político se puso en extremo caliente. Leopoldo e Ismael son poseedores de un merecido prestigio dentro de las escuelas en las que se desenvuelven y, este hecho fue un acicate muy importante para que los estudiantes hubiesen decidido movilizarse en apoyo a sus compañeros asaltados y agraviados por los delincuentes, todavía anónimos. Asimismo, las direcciones académicas de sendas escuelas universitarias redactaron un pronunciamiento publicándose no solo en los periódicos de las universidades, sino que, los profesores sumaron recursos de su propio peculio para publicar el documento en la prensa nacional.
Diferentes medios escritos, radiales y televisivos se hicieron eco de la denuncia, y difundieron la noticia entre la población acerca del grave incidente. Los directores académicos de las mencionadas escuelas fueron entrevistados, lo mismo que los dirigentes estudiantiles. Todo esto provocó que la agitación universitaria en torno al tema fuese subiendo en intensidad, llegando hasta las esferas políticas en la Asamblea Legislativa y en las municipalidades de los cantones donde residen los jóvenes universitarios. Diputados de distintas fracciones hicieron uso de la palabra en el plenario legislativo, para referirse al acontecimiento, manifestando preocupación por la acción, aparentemente del sicariato en Costa Rica. Se trataba sin duda, de una escalada de la actividad vandálica, por parte de las bandas organizadas para delinquir, en este caso el móvil tiene un tinte político; lo que hace suponer el patrocinio de sicarios por parte de fuertes círculos económico-empresariales de origen extranjero, que, presuntamente pretenden invertir en el país.
Los estudiantes prosiguieron organizando debates como mesas redondas, puesto que todavía carecían de datos ciertos sobre los responsables de la fechoría contra sus compañeros. Además, visitaron a los diputados, en un afán por dar a conocer los hechos acaecidos con todo detalle.
En el entretanto, Polo e Ismael cumplieron una semana de estar en el hospital, contando con la visita y el apoyo emocional de sus progenitores y de Natalia principalmente, mientras los otros dos miembros del grupo original se movían en las universidades contribuyendo a coordinar la acción estudiantil.
Los dos jóvenes fueron dados de alta, debidamente atendidos, enyesado Leopoldo desde el codo hasta su mano izquierda; vendados los cuerpos de uno y otro por la quebradura de las costillas, sus rostros se mostraban ya bastante desinflamados, así como otras partes del cuerpo que se vieron afectadas tras el incidente; sin embargo, les fueron entregadas las citas respectivas para que regresaran a la atención externa con el objeto de darle continuidad a la atención médica recibida, o empezar un tratamiento como en el caso de Ismael en odontología, para atender el problema de la pieza dental que le habían quebrado en la refriega.
Leopoldo e Ismael, así como sus familiares, quedaron bastante satisfechos con el personal médico y paramédico, y con el resto del cuerpo de servidores del hospital, por la atención que se les brindó. Hasta lágrimas hubo en la despedida cuando se abrazaron con las personas que se habían esmerado más atendiéndolos. Podría decirse que, con algunas de estas personas trabajadoras del hospital se forjó una agradable relación de amistad. Entre los servidores de la salud, imperó una gran admiración por los dos jóvenes, tanto por la resiliencia que habían tenido, aun en los momentos más duros del tratamiento, como por la inteligencia emocional e intelectual demostrada por ellos en las conversaciones que surgieron, de manera casual, con los trabajadores que los asistieron. También valoraron la actitud altruista y de servicio demostrada por Polo e Ismael, a pesar de la fragilidad de su salud, para con otros enfermos del Hospital que requerían atención inmediata.
- Los muchachos fueron capaces de contenerlos, sin haber incursionado en el tratamiento propiamente médico o paramédico, mientras se presentaba el personal de enfermería a cargo- contó a sus padres la jefa del servicio de atención a pacientes en ortopedia-.
Los jóvenes fueron trasladados por el servicio de emergencias del San Juan a sus respectivos hogares, en Barrio Cuba, en compañía de sus padres. Cuando llegó el momento de despedirse, Ismael y Polo se percataron cuánto se habían entrelazado sus vidas durante esta semana, apoyándose y dándose ánimo el uno al otro. La dura experiencia los había unido todavía más; eran hermanos putativos, se habían adoptado mutuamente.
Natalia, por su parte, esperaba la llegada de Polo en compañía de los hermanos de éste, en su casa. El corazón le comenzó a latir más fuerte, cuando desde la acera de la vivienda de los Mora vio acercarse la ambulancia que traía a su novio desde el hospital. Los paramédicos bajaron con gran destreza la camilla donde iba Leopoldo y lo llevaron hasta su cuarto que compartía con otro hermano. Pero los padres de Leopoldo, que habían aprendido mucho durante esta semana, habían alquilado una cama de hospital, para que su hijo estuviera más cómodo. Leopoldo no tardó en quejarse, ´pegando el grito en el cielo´, porque sabía el costo monetario que eso representaba para sus padres. Pero, al mismo tiempo comprendió perfectamente, cuán necesaria era esa cama en este momento, una vez que su madre le argumentó.
Estas actuaciones de Leopoldo en el día a día, retratan su personalidad. Un joven humilde, que, aunque descolla por su gran talento, el cual cultivó con fruición a lo largo de su vida como estudiante, nunca se ha creído más que nadie. Por el contrario, Leopoldo se dedica a ayudar a sus compañeros cuando los ve esforzarse, pero, aun así, enfrentan dificultades. Posee una enorme capacidad de brindarse a los demás. Es flexible, porque aprendió el arte de ser tolerante, respetando a los demás, a partir del respeto de sí mismo. Es sereno, puede compartir las bromas, siempre que observe que se dan con respeto y que, no hay abuso ni deseo de burla, y tampoco haya evidencia de un propósito de denigrar, ni de zaherir a nadie. Por todas esas razones, este joven de 26 años es querido y admirado por las personas de su generación; también goza de un gran respeto entre las personas adultas, como sus profesores y, es muy querido por los niños. Quizás, su humildad, de la que ya se habló, lo haga un poco renuente a aceptar posiciones de liderazgo, pero, gracias a su capacidad, más recientemente las ha venido asumiendo por delegación de sus compañeros, sin petulancia, más bien con enorme voluntad de escucha empática y, por ende, de búsqueda del consenso.
Los familiares de Polo, de una manera muy discreta salieron de la habitación para que Leopoldo permaneciera solo con su novia. Él ya más suelto para hablar le manifestó lo que la quería y ella le acarició el rostro con tal suavidad que, Polo no pudo menos que recostar su cara en sus piernas y abrazarla en la cintura con su brazo derecho que era el menos averiado, en reciprocidad por las caricias de Natalia. La habitación estaba inundada de aquel amor que se profesaban mutuamente ambos jóvenes.
Después de un rato, Leopoldo le solicitó a Natalia que lo pusiera al tanto de lo que estaba pasando en las universidades con relación a la violencia de que habían sido objeto, tanto él como Ismael, hacía exactamente una semana; sus padres algo les habían contado cuando estaban en el hospital. Natalia fue meticulosa al extremo en el relato, porque, conociéndolo, sabía perfectamente lo que Polo le demandaba. Ella, cuando no estaba en el hospital asistiendo a los dos jóvenes heridos, se trasladaba a la UCR, por lo que su involucramiento en los acontecimientos del movimiento estudiantil era casi total. Natalia era una joven mujer muy consecuente con lo que creía. Por lo tanto, le hizo un recuento tan pormenorizado de todo, que, dejó satisfecho a Leopoldo. También le mostró fotografías y artículos que habían aparecido en los matutinos en los días anteriores alrededor del mismo asunto. Leopoldo se inquietó y expresó su deseo de estar en las dos universidades, pero sabía que por ahora era algo imposible.
Natalia cenó con la familia de Leopoldo, mientras la madre de éste, se hizo cargo de llevar a su hijo los alimentos prescritos por los médicos, aunque ya casi no había restricciones al respecto. Después de cenar, Natalia volvió al cuarto del convaleciente, se aproximó hacia él dándole más de un beso, cuidándose de no maltratarlo y le dijo que se iba, para pasar un instante siquiera por la casa de Ismael.
Cayó la noche, en medio de un enorme aguacero, propio del mes de setiembre en esta zona tropical del Centro de América.
Este relato continuará
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