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Martes, 25 de marzo de 2025



FORO DE LECTORES


No es lo mismo trabajar en la actualidad que hace 50 años

Eric Briones Briones [email protected] | Viernes 21 marzo, 2025


EB


Dr. Eric Briones Briones

Doctor y Profesor en Derecho Laboral

Dentro del acomodo de la producción, en relación con el desempeño laboral, aún siguen persistiendo pensamientos y propuestas jurídicas, con recetas tradicionales -legadas durante la segunda revolución (o producción en masa de los siglos XlX y principios del XX)- para la regulación del futuro mercado productivo, resistiéndose a morir y dar paso al bienestar humano. Siguen promoviendo más de lo mismo -de manera no visionaria- viviendo en los árboles de la aldea, sin ver el bosque en su justa dimensión de globalización y oportunidades, merced a la ciencia tecnológica.

Véase que el seguir pensando en jornadas diarias excesivas, con descansos mínimum, sin posibilidad de acumular jornadas semanales; con vacaciones sin superar los mínimos establecidos desde el siglo pasado; con trabajos solo presenciales, sin optar por el remoto –siempre y cuando se preste dentro del desempeño laboral- como forma de estimular y conciliar lo personal, laboral y familiar, como requerimiento integral en el ser humano, lo que está provocando son sistemas productivos, sin progresividad alguna y con nuevas generaciones de personas trabajadoras, enfermas, infelices, con renuncias silenciosas y por ende, con la afectación al sistema de seguridad social, la economía y desarrollo productivo de un país, según recientes estudios internacionales.

Es que, no es lo mismo, desempeñar labores hace 5 décadas atrás, que hacerlo en la actualidad; pues antes, la vida laboral/social, era más pausada, por lo que se requería trabajar 8 horas diarias, distribuidas en 6 días de la semana y con uno de descanso, ya que era necesario acudir al centro de trabajo (impensable el trabajo deslocalizable o no presencial) y cumplir la disponibilidad física, para que computara como trabajo efectivo diario, con independencia de los objetivos, pero así era como se dinamizaba en esos tiempos la economía de un país. Incluso, para poder recibir la remuneración salarial, era necesario, estar presente para que el pagador, le diera de propia mano el giro de gobierno o en el caso de lo privado, el pago en efectivo; no existían las transferencias electrónicas bancarias.

Por otro lado, las computadoras eran impensables, lo que era el común denominador, eran las máquinas de escribir de volumen y peso exageradas, por lo que debían solo ser custodiadas y utilizadas dentro de las instalaciones patronales. Y si había equivocación en el texto que se escribiera con ellas, de vuelta a realizar todo el trabajo nuevamente, pues la máquina no detectaba errores, ni guardaba lo ya transcrito; de allí, que eran necesarias las secretarias, para la revisión y corrección, hoy impensable, que se dediquen precisa y únicamente a dichas labores, en vista que los sistemas operativos, por medio de la Inteligencia Artificial, lo hacen, en tiempo real y de manera eficiente, haciendo por ende posible, la utilización del tiempo en otros menesteres, que antes eran inviables.

Incluso, era impensable que después de la jornada presencial cumplida diaria o semanal, se pudiera localizar a la persona trabajadora, por cuanto, muy pocas tenían teléfono fijo domiciliario y, por otra parte, no existían, teléfonos móviles, ni los famosos “beepers”, ni emails, ni nada de esta tecnología que ha destellado en el mundo laboral, desde hace 30 años aproximadamente. Así, que, si se quería hacer una comunicación -si no era telefónicamente- se debía realizar por carta física o por telegrama y cuanto duraba, esta comunicación en llegar al domicilio físico, ni idea; por ende, no había necesidad de regular el “derecho al desconecte”, ya que no había intromisión entre la vida personal/familiar con la laboral.

Por otra parte, los centro de trabajo, antes se concentraban dentro del Gran Área Metropolitana -si no era en mayoría en el centro de la capital-, lo que obligaba a vivir, cerca del trabajo, por lo que el medio de transporte, para llegar al mismo, lo era a través la locomoción física/caminando o del transporte público; incluso, casi no había desarrollo de parqueos públicos, eso data de unos años para acá, pues era muy difícil, tener vehículo automotor propio, hoy por el contrario, los países que han cambiado de mentalidad, apostándole a la tecnología, han generado producción masiva de los mismos, al punto de haberse abaratado sus costos, en pro de la comodidad y satisfacción humana. He aquí un ejemplo, de los cambios que sí ha querido hacer la industria automovilística, apostándole a la robótica y por ende a lo laboral, con disminución horaria.

Es que debe entenderse, que ya -por ejemplo- la era de los rollos fotográficos de las cámaras es cosa del recuerdo y que los fabricantes que no supieron readaptarse hoy son solo historia en la mente de algunas personas. O como, está sucediendo con la industria discográfica, en donde Spotify, las está postrando; Netflix, a los videoclubes y a los cines; los emails, a los carteros; Booking a las agencias de turismo; Google al antiguo número telefónico, 1113 y a las páginas amarillas; el Whats App, a las llamadas y mensajes de texto por medio del teléfono; las plataformas de transporte de personas al taxi tradicional; Airbnb a los hoteles; la Robótica y la Inteligencia Artificial, a los trabajos manuales y reiterativos; y así, se podrían mencionar, muchos ejemplos, más, en esta era vertiginosa de cambios constantes.

Entonces -como se puede entender y concluir- no es lo mismo trabajar hace 5 décadas atrás (para poner alguna medida de tiempo) que, en la actualidad, no obstante, seguimos con las mismas recetas laborales de producción del pasado. Se necesita voluntad, concertación nacional y cambios de mentalidad, dejando de lado intereses personales, en pro del progreso y eficiencia productiva nacional, complementándolos con climas organizacionales sanos laboralmente, sacando así provecho de la satisfacción de las personas y de las posibilidades tecnológicas, pero de manera que sea en beneficio de toda la sociedad y no solo para un grupo reducido. Es que precisamente, las tecnologías, de la información y comunicación, lo que buscan es la democratización del conglomerado en su justa dimensión global.







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