No más queso para ratones
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 10 septiembre, 2010
No más queso para ratones
Nada ha sido en los últimos tiempos más tragicómico que la tristemente famosa Ley de Tránsito, cada vez que creemos que la novela llega a su fin volvemos al círculo macabro.
Ahora el MOPT deja en la Asamblea Legislativa un nuevo proyecto de reforma, tan voluminoso que terminará en los archivos. ¿Qué nos está pasando? En un mes, que ya está corriendo, será prácticamente imposible que los diputados puedan sacar esta reforma.
Al inicio la población había tomado con seriedad la primera reforma. De hecho era la conversación obligada de todos. Después vinieron debates tan confusos, como tediosos e improductivos. Se había iniciado el vacilón.
No fue solo la anterior Asamblea Legislativa la que festinó esto. El MOPT inventó un sistema tan complicado como ineficaz. Al final salió una ley plena de defectos, tantos que hay que empezar de nuevo.
En el período que lleva de aplicarse la nueva ley se han hecho 91 mil partes por casi 8 mil millones de colones, de los cuales apenas se han recuperado poco más del 10%.
Cuando el diputado Góngora buscaba el perdón de las multas, aunque dando un mensaje equivocado, me imagino que era una forma de aceptar que no toda la culpa era de los infractores (el hábito es fuerte), sino que el vacilón fue de tal magnitud que tan pronto como la ley se aprobó ya se estaba planteando reformarla. La cantidad tan alta de infractores nos dice que la ley actual no está frenando las imprudencias en la carretera.
La ley actual y la reciente reforma presentada por el MOPT llevan buena intención, pero también llevan implícito el mismo enfoque errado: su amplitud y su complejidad. Habría sido mucho mejor en una primera etapa el haberse enfocado en frenar a fondo un pequeño paquete de infracciones de alta incidencia en la seguridad en las carreteras.
La velocidad temeraria, el límite de alcohol, los adelantos imprudentes, las sillas para niños muy pequeños, la revisión técnica y posesión de licencia, y algunas pocas más, que probablemente nos resuelven el 80% o más de los problemas en carretera (una especie de aplicación del mal llamado teorema de Pareto).
En un par de páginas cabe ese proyecto. Una vez que controlemos lo esencial y logremos crear una nueva cultura en carreteras, podemos lanzar un paquete de cosas más finas.
En cuanto al sistema de puntos… es como poner queso para atraer ratones. Por ahí aparecerán unos cuántos vivillos a los que se les caerá el sistema, que por error “involuntario” se les borrarán los puntos… Recuerden la redada de inspectores migratorios que hace un par de años se hizo por la falsificación de timbres que simulaban salidas y entradas falsas al país.
¿Tendremos un sistema que realmente nos proteja de un trato equitativo y que por errores humanos o de marcianos no nos tenga haciendo filas para que nos expliquen la aparición de puntos que nunca nos ganamos?
Es preferible una ley con los menos quesos posibles, sobretodo cuando corre tanto dinero.
Arturo Jofré
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