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Quince mil millones

Luis Alejandro Álvarez [email protected] | Miércoles 25 julio, 2018


Quince mil millones

El sector fiel al Presidente, aquellos que le dieron el voto el 4 de febrero, han aplaudido las piruetas del Ministro de Educación durante su visita a un centro escolar. Las encuentran muy “cool” y su título de Harvard, para ellos es suficiente, automáticamente le califica para el puesto a pesar que no tenga relación alguna con el ejercicio de educar, las técnicas de enseñanza, métodos pedagógicos, ni nada por el estilo.

Ignoran tal hecho, para ellos eso no es importante.

Don Édgar recibió un Ministerio con muchos centros educativos en estado lamentable, y es un fenómeno que se da a lo largo y ancho del país.

Hay escuelas y colegios con órdenes sanitarias, deteriorados simplemente por falta de mantenimiento, o afectadas por fenómenos naturales.

La tormenta Nate, el huracán Otto, incluso el terremoto de Nicoya, a pesar de que fue hace casi seis años, han dejado su marca y hay daños que todavía esperan reparación.

No es de recibo que el Ministro, sin estudios técnicos especializados, y estando al tanto de la realidad de los centros educativos a su cargo —asumimos— afirme que a su Ministerio le sobran ¢15 mil millones.

Según la Contraloría General de la República, el año pasado dicha cartera dejó sin utilizar ¢184 mil millones, el 7% del plan de gastos autorizados.

Equipos para hacer deporte, implementos para los baños de las escuelas, útiles, programas de cómputo, materiales de cocina y comedor no se compraron a pesar de haberse presupuestado.

El presupuesto de dicho Ministerio no fue debidamente ejecutado, aunque se aduce que fue en acatamiento de una medida de contención fiscal, a tenor de lo que dicta la Directriz Presidencial N°40540-H.

Desnuda esta afirmación que las manifestaciones del Ministro no tienen sustento.

Haber hecho tal afirmación, y comprometer esos dineros para traspasarlos al FEES es contrario a los intereses de los estudiantes, de los menores, a los que el Estado se ha comprometido proteger y educar.

Se deja de lado la obligación del Estado costarricense de que debe procurarse el beneficio de los menores y que debe prevalecer su interés superior.

Hay tratados internacionales que sustentan ese compromiso, así como la Constitución Política misma.

Antes de ceder dineros que se requieren, debió haber visitado centros educativos rurales, en zonas no urbanas de Guanacaste, la zona de Upala y San Carlos, el sur, tanto en el Caribe como en la costa del Pacífico; o en caso de no desear trasladarse muy lejos pudo visitar escuelas, como la de San Cristóbal Sur, en Desamparados, u otras de la zona rural del Valle Central.

Se sorprendería si lo hace.

Tendría de primera mano conocimiento de las realidades que viven muchos de estos maltrechos templos del saber, y que es donde se preparan muchos niños y jóvenes que aspiran a un futuro mejor, a tener más oportunidades, y que están en franca desventaja con los estudiantes de otras zonas del país, mucho más cercanas a la capital, que tienen mejor acceso a mejor infraestructura.

Sorprende el silencio, y aprobación tácita, de los sindicatos de los educadores ante tal medida.

No debe dejar de lado el señor Ministro que a pesar de que somos un país donde se invierte en educación, los resultados obtenidos no son los mejores.

Siendo hijo de una profesora y un director de colegio, en otros momentos de menos estrechez presupuestaria y financiera del país, fui testigo de sus conversaciones donde se comentaba la falta de recursos, y limitaciones, para poder dar una educación óptima.

Señor Ministro, al Ministerio de Educación no le sobra dinero alguno, eso no es cierto.

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