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Reflexiones: Los bienes públicos del siglo XXI

Leiner Vargas [email protected] | Martes 15 enero, 2013


El bienestar pasa por entregar a los ciudadanos dos bienes públicos esenciales: salud y la educación. Ambos considerados el eje vertical sobre el que el ser humano define su horizonte de desarrollo personal y colectivo


Reflexiones: Los bienes públicos del siglo XXI

Vivir una buena y larga vida es seguramente el principal objetivo que podría tener el ser humano. Muchos filósofos, sociólogos y economistas han estudiado este tema desde el punto de vista teórico y se han creado múltiples índices, teorías y explicaciones sobre el objetivo central que debe orientar el interés de la humanidad.
El crecimiento económico, el desarrollo humano y más recientemente, el índice de felicidad; se han estructurado bajo la óptica de lo que debe ser el interés público y el papel esencial del Estado, en la búsqueda de apoyar ese objetivo final del ser humano, la buena y larga vida.
Resolver este dilema pasa por encontrar solución a la forma de entregar a los ciudadanos dos bienes públicos esenciales, cuales son, la salud y la educación. Ambos son considerados el eje vertical sobre el que el ser humano define su horizonte de desarrollo personal y colectivo.
El bienestar no se mide entonces en proporción al consumo individual de cada quién de dichos bienes, sino que gira en proporcionalidad a las libertades que puede ejercer a partir de su consumo.
Una vez resuelto este estado básico de bienestar, el ser humano ejercita otro conjunto de bienes públicos que son esenciales para su desarrollo. La libertad de credo, de movimiento, de pensamiento y de expresión del mismo, todos elementos fundamentales para mantener un bienestar colectivo.
Es por eso que la existencia y permanencia de la democracia se sustenta en la consolidación de esos derechos o bienes públicos.
El derecho a vivir y convivir en una comunidad, el derecho a tener un ambiente sano y equilibrado, el derecho a expresar la cultura, se vuelven esenciales para crear las condiciones mínimas del estar bien, mental y físicamente.
Es por eso que el Estado debe brindar oportunidades para fortalecer los espacios comunales y locales, debe darse atención a la seguridad, al deporte y a la cultura, como elementos que colaboran con el colectivo y su bienestar. Todo lo anterior debe de estar basado en una estructura social y productiva que garantice libertades esenciales en lo económico, acceso al crédito y a los medios productivos, empleo digno y adecuadamente remunerado, acceso a la tecnología y a sus oportunidades. Estos bienes públicos modernos, se sustentan en una infraestructura esencial que el Estado debe crear y fortalecer.
Lo anterior debe reflejar un balance que garantice a la comunidad oportunidades de crecimiento y de acceso a este acotado grupo de bienes públicos. Es por eso que el Estado ni sus políticas pueden ser neutros y deben garantizar con su accionar un balance adecuado entre la asignación de recursos y de dichos bienes públicos.
La equidad y una adecuada distribución de oportunidades es vital para evitar la desigualdad social. Proveer equitativamente a la sociedad de estos bienes públicos esenciales en el siglo XXI son las funciones que por excelencia debe hacer un Estado moderno.

Leiner Vargas Alfaro

[email protected]

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