Regalando plata
Randall Madriz [email protected] | Lunes 21 septiembre, 2015
Regalando plata
El Gobierno anunció una medida que aplicará dentro del programa denominado “Mi primer empleo”, que consiste en un subsidio de un millón cuatrocientos mil colones para las empresas privadas que contraten jóvenes, mujeres o personas con discapacidades.
El dinero lo desembolsará el Gobierno en dos tractos: uno al inicio de la relación laboral y otro al cabo de cumplirse un año de dicha relación. Según el Gobierno, la medida crearía 30 mil empleos nuevos en un plazo de tres años.
Aún y cuando la intención parece loable, la misma no va resolver los problemas que pretende paliar.
En una empresa privada no se crean empleos o se hacen inversiones en activos sin que primero se haya identificado un beneficio esperado, que derive del gasto adicional del empleo o de la compra del activo. Ninguna empresa seria sale a contratar empleados buscando obtener un subsidio.
Ciertamente esta ventaja será aprovechada por las empresas que contraten personal nuevo que cumpla con el perfil estipulado por el Gobierno (personas menores de 35 años, mujeres sin límite de edad y personas con discapacidad), pero lamentablemente las expectativas del Gobierno no se cumplirán.
La economía necesita reactivarse para que el empresario se anime a invertir.
Este Gobierno nos debe un plan integral que defina el camino para el desarrollo de los próximos 25 años y lamentablemente regalar plata no es la solución.
Regalar plátano estimula la generación de ingresos adicionales en una empresa. La empresa se anima a invertir si percibe que existe una demanda para sus bienes o servicios. Un empleado más en una empresa no crea riqueza salvo que el tiempo de ese empleado se aplique a la creación de valor.
En este mismo espacio nos hemos referido a otros mecanismos más potables para el estímulo de las empresas. Si se trata de estimular la contratación de nuevo personal, parece más prudente otorgar un porcentaje de deducción adicional en relación con el gasto de los salarios adicionales y mantener ese estímulo fiscal mientras la relación laboral permanezca.
Sabemos que en el Gobierno existen opiniones en contra de otorgar estímulos fiscales como el descrito pues, miopemente, creen que se está recaudando menos. Ignoran los beneficios de estimular la creación de riqueza en la empresa y la importancia de estimular la economía. Los funcionarios del Gobierno que piensan así carecen de toda experiencia en el manejo de empresas privadas.
Recordemos que las empresas pagan el impuesto sobre sus utilidades. Así, si no hay utilidades, no hay impuesto, por lo tanto, el primer interesado en propiciar condiciones para la multiplicación de la riqueza debería ser el Estado. Sin embargo, es doloroso ver cómo la actividad privada, cada vez más, es víctima de los antojos del Gobierno en términos regulatorios o recaudatorios.
Por el momento, esperemos el resultado de esta iniciativa. Que la aproveche quien pueda, pues el Gobierno no siempre regala plata.
Randall Madriz
Abogado tributario
[email protected]
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