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COLUMNISTAS


Relevo generacional

Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 20 mayo, 2011



Relevo generacional

II parte

Una de las cosas más originales es que esa unión se ha dado no en torno a ideologías, sino con base en la voluntad común de rescatar los valores éticos y cívicos fundamentales, sin los cuales la convivencia civilizada y democrática se hace imposible con las graves consecuencias que esto implica. Lo cual no implica que los partidos que conforman dicha Alianza no deban dar cuenta ante la ciudadanía. Tal ejercicio político es de vital importancia para la buena marcha de la democracia. La mayor fuente de corrupción en materia de pureza electoral, está en las fuentes de financiamiento de las cada vez más caras campañas electorales. El asunto no es nuevo. Ya en la campaña de 1985/86, que llevó al poder por primera vez a los Arias, se discutió mucho en torno a su financiamiento por el presunto apoyo financiero de algunas figuras cuestionadas. El financiamiento de los partidos ha sido objeto de cuestionamientos en reiteradas ocasiones. Legislar sobre la materia y mantener, por parte de la opinión pública, una actitud vigilante pero sin segundas intenciones, es labor indispensable si se pretende hacer creíble y real el funcionamiento de nuestra democracia.
La Alianza por Costa Rica ha dado un paso importante tendiente a salvar a este país de caer en una crisis institucional de imprevisibles consecuencias. Las más graves crisis políticas en nuestra historia han comenzado cuando la élite gobernante vulnera los valores democráticos. Los errores (horrores) en que ha incurrido la Sala IV al permitir la reelección presidencial a contrapelo de la letra y el espíritu de la Constitución, las desafortunadas decisiones del Tribunal Supremo de Elecciones rayanas en el prevaricato, en el desenlace de las elecciones de 2006 y en el referéndum sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, pusieron a este país al borde de la “dictadura en democracia” preconizada. Con lo acaecido en Cuestas de Moras se ha dado un paso, primero e importante, hacia la restitución de una democracia que sea algo más que un cascarón formal y se encamine a una democracia real en consonancia con el clamor mayoritario de la ciudadanía.
La joven figura de Juan Carlos Mendoza se ha convertido con todo merecimiento en el símbolo de esta nueva era que insufla aire fresco a nuestra democracia. Es la voz de una nueva generación y de fuerzas políticas y sociales que emergen como protagonistas de una nueva página en nuestra historia patria, configurando una democracia pluralista y acorde con la voluntad del pueblo. Por tratarse de una experiencia novedosa, nuestra actitud debe ser sinceramente patriótica, sin reticencias ni segundas intenciones.
La crisis en que está sumido el país y de la cual los dos más recientes gobiernos de Liberación cargan un pesado fardo de responsabilidad y que podría agravarse muy pronto, los obliga a este comportamiento. Porque, de lo contrario, lo acaecido será tan solo el preludio de lo que les espera.
Los costarricenses siempre han dado muestras de madurez política. Por eso tienen memoria. En su momento pasan la factura. Pero esto es válido, no solo para Liberación, sino también para los partidos que configuran la Alianza por Costa Rica.

Arnoldo Mora

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