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Si de reducir las injusticias se trata

Ennio Rodríguez [email protected] | Martes 25 julio, 2017


Si de reducir las injusticias se trata

Uno de los objetivos de las políticas públicas, particularmente las sociales, debe ser reducir las injusticias, en especial aquellas que tienen efectos de largo plazo y reducen las oportunidades de las personas, y, por lo tanto, contribuyen a la desigualdad. Dicho de otra manera, las políticas sociales, especialmente las focalizadas en poblaciones vulnerables, deben orientarse a promover una igualación de oportunidades. La igualdad per se no es un objetivo que comparto, pero sí la de las oportunidades. También debe haber equidad, trato igual a los iguales y desigual a los desiguales, pero en una sociedad que busque reducir las injusticias que generan las desigualdades producto de su existencia misma. Es decir, la equidad, en un marco de injusticias, no es éticamente aceptable para mí. La equidad florece con la igualdad de oportunidades.

Son conocidos los estudios que muestran que el 70% del desarrollo del cerebro ocurre en los primeros tres años de vida. Además, psicólogos de la Universidad de Stanford encontraron que los niños de hogares de bajos niveles de ingreso estaban seis meses atrás en su desarrollo del vocabulario y la capacidad de procesar el lenguaje en comparación con los niños de hogares de ingresos medios y altos. El efecto es acumulativo, a los cinco años la diferencia es de dos años y la enseñanza preescolar no logra reducir la diferencia. A su vez, The Economist reporta que el número de palabras que el infante escucha en sus primeros años de vida afectará su performance académico y su cociente intelectual. Los niños de hogares de profesionales habrán escuchado 30 millones de palabras más que los de hogares de bajos ingresos. Heckman (The economics of human potential) agrega que tanto el desarrollo cognoscitivo como el del carácter (atención, control de impulsos, persistencia y trabajo en equipo, entre otros) ocurren temprano en el desarrollo infantil. Por lo tanto, los niños provenientes de hogares de menores ingresos tendrán menores oportunidades para desempeñarse bien en los mundos académicos y del trabajo. También se sabe (American Association of Economists) que, a mayor educación, menor probabilidad tiene la persona de cometer delitos y ser encarcelado.

De tal manera, que la falta de estimulación en los primeros años de vida, genera una injusticia, pues las personas no lograrán el potencial de su desarrollo en comparación con quienes sí lo tuvieron. Tendrán, por lo tanto, menos oportunidades en sus vidas y la sociedad también desaprovechará ese potencial no realizado.

Costa Rica subsidia fuertemente y, por ley, la educación superior pública, la cual beneficia principalmente a jóvenes de hogares de ingresos medios y altos. Y significa, por las razones expuestas, que el subsidio público consolida la injusticia hacia los que, como niños, no tuvieron la estimulación precoz requerida. Incluso la educación pública gratuita en primaria y secundaria no compensa la falta de oportunidades de los que provienen de hogares de menores ingresos.

En definitiva, si de reducir injusticias se trata, los subsidios públicos se debieran destinar principalmente a beneficiar a los niños menores a los cinco años y a sus familias para que les puedan apoyar en el desarrollo del lenguaje y el carácter. Las redes de cuido focalizadas en los hogares de menores ingresos e, idealmente, universalizadas, bien pueden cumplir el papel de centros de estimulación temprana para los niños y de apoyo a las madres. Si de reducir injusticias se trata, tenemos mal las prioridades y el diseño de las políticas sociales. Su resultado es una mayor desigualdad.

 

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