Sindicatos, huelgas, salarios y pensiones
Vladimir de la Cruz [email protected] | Miércoles 14 agosto, 2019
Pizarrón
En Costa Rica existe un régimen de salarios y de pensiones regulado para los trabajadores del sector privado como los trabajadores del sector público. Estos regímenes no nacieron de las luchas sindicales o laborales, aunque ya existentes sí se defendieron por los trabajadores organizados.
Los salarios se han pagado desde el siglo XIX, bajo el sistema republicano de gobierno y de la sociedad democrática, que se venía construyendo, que tenemos. Ese régimen, de salarios y de pensiones, se acompañó de leyes que los justificaron y por la realidad social de las actividades productivas donde se ofrecían salarios contra trabajos contratados.
En el siglo XIX hubo protestas, y huelgas, para hacer valer el pago efectivo y real de los salarios, como los movimientos de protesta, y de huelga, que se originaron con los telegrafistas en 1874, y con los trabajadores italianos en la construcción del ferrocarril. Esto por motivo de atrasos en el pago e incumplimiento del contrato laboral, o porque no se quisieron pagar por motivo de paralización de los telégrafos ocasionada por un un problema natural que botó las líneas telegráficas, o porque se obligaba a trabajar en los días que se reconocían festivos o feriados, como sucedió con los trabajadores chinos en la construcción del ferrocarril.
A finales del siglo XIX ya se habían establecido algunos sistemas de pago de pensiones. Ello ocasionó a finales de ese siglo que los maestros se movilizaran en su defensa, cuando se amenazó ese sistema en beneficio de los militares. Huelgas se dieron en Costa Rica desde 1874, al menos las conocidas.
Organizaciones de trabajadores surgieron en el siglo XIX, primero las Sociedades Mutualistas, de Socorros Mutuos y de Mutuo Auxilio, que eran policlasistas, en el sentido de que podían organizarse trabajadores, hombres y mujeres, obreros, artesanos, patronos, en algunas de ellas estudiantes.
A partir de 1874, a la par de éstas, empezaron a surgir organizaciones solo de trabajadores, solo de obreros o solo de artesanos, las llamadas Sociedades de Trabajadores, Sociedades de Artesanos y Sociedades de Obreros, éstas impulsadas por el sacerdote Francisco Calvo, siendo por su organización clasistas, de un solo grupo laboral, donde no podían pertenecer patronos.
A finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX, con motivo de las importantes transformaciones económicas y sociales, urbanísticas y de infraestructura, se dieron cambios en la organización empresarial, que a su vez contribuyeron a que a la par de estas sociedades, empezaran a surgir Ligas de Obreros y Sindicatos, tal y como ahora existen.
En la última década del siglo XIX, incluso, fueron electos dos diputados representantes de los sectores laborales y populares, Faustino Montes de Oca y Víctor Golcher. Se habían constituido desde 1886 partidos obreros y secciones obreras o de trabajadores, dentro de los partidos liberales, que posibilitaron esto.
Con las huelgas de panaderos a principios del Siglo XX se dieron movimientos extensos y de solidaridad huelguística. Estas acciones de solidaridad se dieron también con huelgas bananeras a principios del Siglo XX.
En 1905 se constituyó la primera Federación de Trabajadores, la de San José, y en 1913, con motivo del desarrollo de estos movimientos, y de la presencia de los intelectuales del Grupo Centro de Estudios Sociales Germinal, se constituyó la Confederación General de Trabajadores, que impulsó desde 1913, la celebración del Primero de Mayo, como Día Internacional de los Trabajadores. Esta Confederación duró hasta 1923, cuando le dieron apoyo al surgimiento del Partido Reformista, disolviéndose en ese acto.
En 1911 se había constituido la Confederación Obrera Centroamericana, a la cual estaba muy ligado el movimiento obrero y popular costarricense, y en la constitución de la Confederación Obrera Panamericana, en 1919, Joaquín García Monge representó al movimiento obrero y sindical del país.
En 1920 se había desarrollado un movimiento intenso de lucha por lograr la jornada de trabajo de ocho horas, que abarcó todo el año desde febrero hasta diciembre. Cuando el Gobierno reconoció la jornada de ocho horas, en ese mes, reconoció, el derecho de organización sindical y el derecho de huelga, a la par de que acompañó la jornada de ocho horas con un aumento de salarios.
Entre 1923 y 1928 surgió la Confederación Nacional de Trabajadores, y en 1928, con motivo de la crisis mundial, que repercutió gravemente en Costa Rica, se constituyó la Unión General de Trabajadores, que fue la base sindical para el surgimiento del Partido Comunista de Costa Rica, en 1931, junto con los Sindicatos de Desocupados, que se dieron en el periodo de la crisis, que fueron la base social de ese Partido en ese momento.
En 1928 se creó la Secretaría, hoy Ministerio, de Trabajo, y se intentó redactar un Código de Trabajo.
Con motivo de las luchas comunistas, en la década del 30, se produjo en 1934 la Huelga Bananera del Atlántico, la de zapateros y trabajadores de café en Turrialba y en la finca La Caja. Desde entonces se impulsó un sindicalismo y una organización clasista de los trabajadores dirigida y orientada políticamente, por los comunistas, situación que llegó hasta finales del Siglo XX, cuando también ya existían los movimientos socialcristianos y socialdemócratas que impulsaron otras organizaciones sindicales nacionales dirigidas por esos partidos, así como otros sindicatos fueron dirigidos por otras fuerzas de izquierda desde 1970.
En la década de 1940, como resultado de la alianza de la Iglesia católica con el Gobierno de Calderón Guardia y los comunistas, se creó la Confederación Costarricense de Trabajadores Rerum Novarum (CCTRN), que sirvió de base para los grupos socialdemócratas de esa década, para la guerra civil y para la década del 50. A finales de esta década la CCTRN se dividió, en 1958, originando los sindicatos socialcristianos, y dió origen a la Confederación Costarricense de Trabajadores Democráticos (CCTD), dirigida por el Partido Liberación Nacional. De estas organizaciones surgieron, por divisiones otras en los años siguientes. La Asociación Nacional de Educadores, ANDE, se había desarrollado desde la década del 40 enfrentando a Maestros Unidos, de los comunistas.
En 1953 surgió el sindicato del Instituto Nacional de Seguros, UPINS, y en 1958 se constituyeron la Asociación Nacional de Empleados Públicos, ANEP, la Unión Nacional de Empleados de la Caja, UNDECA, y la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica, FEUCR, entre otras organizaciones de este tipo que iban surgiendo, especialmente en el sector bancario.
Para frenar y evitar la presencia, la influencia y la organización sindical comunista, en las instituciones publicas y estatales, los gobiernos, principalmente del Partido Liberación Nacional, empezaron a impulsar con sus sindicatos las convenciones colectivas de trabajadores, añadiendo a los beneficios ya establecidos en el Código de Trabajo, otros, y generando desde entonces la bola de nieve que hoy significan todos esos pluses sobre salarios y condiciones de trabajo, ya como derechos adquiridos, prácticamente inderogables, aunque sí modificables, como ha venido haciendo la Sala IV, que se cuestionan por diferentes sectores como una carga para el erario publico, que todo junto se iba sumando para fortalecer la definición de las pensiones, de cada trabajador, cuando correspondía el retiro laboral jubilatorio definitivo.
Con la crisis política mundial, ocasionada por la desaparición de la Unión Soviética y del sistema Mundial Socialista, que se impulsó con ella a la cabeza, se derrumbaron los partidos comunistas prácticamente en todo el mundo.
En la década de 1980 toda la izquierda nacional sucumbió. Los partidos Movimiento Revolucionario del Pueblo, el Socialista Costarricense y Vanguardia Popular prácticamente se desintegraron, divididos, y desaparecieron. Su peso e influencia en el movimiento sindical también cayó y se desdibujó. Igual sucedió con los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana que debilitaron su influencia.
Líderes sindicales, de ese momento, se reciclaron en las nuevas juntas directivas sindicales, que empezaban a surgir, ya despolitizadas de los partidos políticos, o sin su influencia y control directo. De allí sobresalen los principales dirigentes sindicales actuales, tanto de ANEP, como de UNDECA.
En el caso del Magisterio Nacional el viraje lo produce la constitución del Sindicato de Educadores Costarricenses (SEC), creado por Carlos Vargas Solano y José Joaquín Meléndez, en 1969, introduciendo, en ese momento, en el movimiento magisterial no solo la organización sindical sino el carácter y contenido de las luchas sindicales, en tanto la ANDE y la APSE se mantenían dentro de gremialismo clásico.
El peso de SEC ha hecho que ANDE y APSE se hayan transformado, recientemente en organizaciones sindicales, y hayan dejado de lado su condición de asociaciones. El SEC ha logrado incluso aprobar la Convención Colectiva en el sector magisterial vigente, que hoy cubre a todo el magisterio nacional.
En la década de 1970 empezó a desarrollarse de manera importante la Unión Médica Nacional, especialmente por las huelgas de 1971 y 1972, la del 71, donde los médicos peleaban que se mantuviera la diferencia de 5 a 1, de relación de sus salarios con el resto de los trabajadores, porque en ese momento la relación era 3 a 1. La huelga de 1971 fue combatida por todos los sindicatos y la segunda, la de 1972, fue apoyada por todos, porque entendieron que si los médicos que luchaban por altos salarios, teniendo altos salarios, con más razón los trabajadores de menores salarios no tenían por que renunciar a luchas por mejores y mas altos salarios. Esa lógica sigue siendo válida.
La huelgas médicas sirvieron de estímulo para las luchas salariales de los otros gremios y sindicatos, como las dadas en 1975, y en ese lustro, de las huelgas del ICE y de los Bancos, dirigidas por el Partido Socialista. Fue la década de luchas agrarias en el sector azucarero, Juan Viñas, Catsa y Coopevictoria.
De esta manera las luchas sindicales y laborales actuales tienen estas raíces históricas, de lucha y de organización. No son casuales ni espontáneas. Son resultado de un proceso de organización. Obedecen y resultan de las condiciones que se han alterado y afectan los intereses de los trabajadores, cuando así lo consideran los sindicatos.
Todas las huelgas, en general, han terminado con arreglos pactados entre los trabajadores, y sus sindicatos, por más débil que sea ese arreglo final, con los representantes patronales, con intermediación del Ministerio de Trabajo.
Cuando se llega a esos pactos o acuerdos, el sector patronal ha hecho todos los cálculos financieros para darle contenido a lo que se ha pactado, para ese momento y para el futuro. No se hacen arreglos o pactos ad hoc, solo para la ocasión, o el momento, ni con las manos vacías.
Lo que ahora se ha pactado es con visión inmediata de parar las huelgas y de visión de futuro. Entendamos que así es.
Todo lo que se mantenga en salarios, que los beneficie de cualquier manera, que los incremente, tiene obviamente, repercusiones para las futuras pensiones.
Así, también, si se quiere discutir sobre las altas pensiones hay que entender que estas se generan por los altos salarios. Como hay diferentes sistemas jubilatorios hay diferentes tipos de pensiones altas y bajas, y las pensiones de las diferentes escalas entre esos extremos. En la CCSS aunque haya salarios de 17 millones de colones el tope de las pensiones llega al 1.800.000 colones. En otros sistemas, como el magisterio y el judicial, esos topes son mayores y más abiertos.
En todos los casos las pensiones que se fijan para cada trabajador, de acuerdo a su sistema jubilatorio, y las cargas que se pagan en ellos, están en relación directa al salario de cada trabajador. Por eso aún dentro de una misma categoría laboral puede haber distintos niveles de pensiones, como los hay de salarios. Este es el origen a las pensiones que se reciben.
Cuando se habla de pensiones de lujo en los sistemas del Magisterio, del Poder Judicial o de Hacienda, no son diferentes, nada más que en el monto, de las más altas pensiones del sistema de la CCSS. Quienes reciben las pensiones más altas de la CCSS reciben en ese sistema pensiones de lujo, comparadas con la inmensa cantidad de asegurados de ese sistema. También hay distintos niveles de pensiones de lujo como hay distintos niveles de salarios de lujo.
Si se quisiera meter cuchilla a todos los sistemas de pensiones, donde hay que meter cuchilla es en el sistema de salarios donde hay que hacerlo, regulando los altos salarios que originan esas pensiones. Por eso es que se impulsan nuevos sistemas de pago de salarios y de escalas laborales.
Las pensiones no son maná del cielo. Son el resultado de las escalas de salarios en los que cada trabajador se ubica y ha laborado, por más de 30 años, y dentro del sector o sistema jubilatorio que los cobija y favorece.
Las pensiones son el resultado del trabajo honesto, dedicado, honrado, esmerado, que todos los trabajadores actuales que están cubiertos por un sistema de pensiones, y los futuros que se acogerán a alguno, disfrutan y van a tener, para tratar de asegurar al retiro laboral una vida digna y feliz, ojalá sin angustias de tipo económico.
Si hay que luchar por las pensiones, como se lucha por la defensa de los salarios, es para que las pensiones no tengan grandes rebajas porcentuales respecto al salario final, que sean decorosas, dignas, decentes, que permitan mantener el nivel de vida que se tenia con los salarios, y que las pensiones más bajas crezcan más.
Las personas pensionadas, en general, no tienen por qué disminuir su nivel de vida, el que tenían antes de pensionarse.
Los adultos mayores, personas mayores de 60 años, y de la tercera edad, tienen gastos médicos adicionales caros, al margen de la seguridad social y de los EBAIS que los protegen. Esta es la realidad, sobre todo con las expectativas de vida de los costarricenses, logradas por el desarrollo institucional democrático que hemos alcanzado y por estas históricas luchas laborales.
Las luchas por aumentar los salarios, por disminuir las jornadas de trabajo, que han sido los pilares de todo el movimiento sindical, seguirán existiendo, con todos sus beneficios adicionales, mientras no se logre una estabilidad económica y un desarrollo económico que distribuya mejor la riqueza producida nacionalmente.
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