Tolerancia, libertad y paz
Óscar Álvarez Araya [email protected] | Jueves 18 abril, 2024
La tolerancia es un valor fundamental de una sociedad libre y pacífica.
Uno de los primeros maestros que enseñó la tolerancia como valor esencial de una sociedad pacífica fue el Sakyamuni Buda. “Si comienza la guerra (dijo) predica la tolerancia y la misericordia.”
Tiempo más tarde el ateniense Pericles unió la tolerancia con la libertad dentro de la ley: “Somos libres y tolerantes en nuestras vidas privadas pero en la esfera pública guardamos la ley.”
En el tiempo del Renacimiento Erasmo de Rotterdam promovió la tolerancia en medio de las grandes pugnas religiosas que dividían a católicos y protestantes.
El filósofo sefardita Baruch Spinoza fue uno de los primeros pensadores de una república moderna libre, democrática y sobre todo tolerante.
Y el inglés John Locke escribió una Carta sobre la tolerancia en 1689 que mantiene gran vigencia. En ella promueve en primer lugar la libertad y la tolerancia religiosa. Recordando que la historia del liberalismo comenzó con una lucha por la libertad religiosa.
Las sociedades y los sistemas políticos y económicos deberían ser clasificados según su grado de tolerancia política, ideológica y religiosa.
Desde luego regímenes totalitarios como el Nacional Socialista, el Fascista y el Stalinista durante el siglo pasado ocuparían los niveles más bajos de tolerancia. Así como también todas las dictaduras y autocracias religiosas o políticas son hostiles a la tolerancia política, ideológica y religiosa.
En nuestra América Latina, las dictaduras del siglo XXI que reinan en Cuba, Venezuela y Nicaragua, desde luego constituyen claras negaciones tanto de la tolerancia como de las libertades y derechos fundamentales.
Pero sería necesario ir examinando país por país, y determinar cómo andan los niveles de tolerancia en México, en Brasil, en El Salvador, en Argentina, en Colombia y así sucesivamente en todos los países de la región.
En Costa Rica hemos tenido una historia de mayor tolerancia si nos comparamos con el contexto de los otros países latinoamericanos. Pero recordemos que hasta países como Uruguay y Chile, de cultura tan democrática y tolerante, cierto día perdieron el rumbo durante varios años.
En nuestro país hemos tenido grandes maestros de tolerancia, tales como Florencio del Castillo, Omar Dengo, Alejandro Aguilar Machado y Constantino Láscaris, entre muchos otros.
Hoy día uno de los factores que más debilitan el ambiente de tolerancia es la tendencia de algunas personas a dividirnos en grupos según diferentes identidades y a ponernos a luchar y a pelear a unas entidades contra otras.
La tendencia a dividirnos en entidades y a promover las luchas entre las mismas es tan dañina como lo fue en su tiempo la lucha de clases o las luchas entre razas o nacionalidades.
Para favorecer una cultura de tolerancia hay que promover el diálogo, la conversación, la amistad cívica, el intercambio de puntos de vista, con respeto y moderación, con el uso de la razón, con énfasis en los argumentos del otro y no en el cuerpo del otro.
Incluso en ciertos momentos es útil recurrir a las técnicas de solución pacífica y negociada de los diferendos y conflictos y a la construcción de acuerdos y consensos.
En fin fortalecer y cultivar los niveles de tolerancia que ya existen históricamente en nuestro país. De manera que Costa Rica siga siendo una isla de tolerancia, libertad y paz por muchas generaciones más.
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