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Traición política

Arturo Jofré [email protected] | Viernes 27 abril, 2012



Traición política

La traición política criolla tiene tradicionalmente en mayo su mes de culminación. La gente no da gran importancia a los juegos que los políticos se hacen entre sí, tal vez porque la traición más relevante se plasma cuando los candidatos ofrecen una y mil cosas que saben que no van a cumplir, o cuando inundan las redes de influencia política con personas corruptas o incapaces. Entonces sí la gente se siente traicionada, burlada, decepcionada. Lo peor es que esto salpica a políticos realmente valiosos.
En la Costa Rica de las generaciones ya idas, la política diaria no estaba exenta de jugarretas políticas. Pero había una diferencia, una gran cantidad de los personajes políticos tenía una gran vocación de servicio público, la que prevalecía sobre cualquier interés personal.
En un país pequeño en población, donde todos los actores se conocían, era más fácil construir la confianza o la desconfianza. Los acuerdos podían variar de la noche a la mañana. Los más ingeniosos y conocedores de las fortalezas y debilidades humanas tejían los hilos de la política con astucia y pragmatismo.
La historia da suficientes ejemplos, pero hay un caso “fuera de borda” que es bueno repasar. Ocurrió hace un siglo, cuando Máximo Fernández, Rafael Yglesias y Carlos Durán disputaban la Presidencia de la República. Los pronósticos hacían prever que don Máximo ganaría, pero que sería difícil que obtuviera la mayoría absoluta, por lo que definiría la Asamblea Legislativa entre los dos candidatos que obtuvieran más votos. Don Máximo estaba cerca de lograr su sueño, solo que faltaban varios actos.
Yglesias y Durán deciden parar a don Máximo y para ello sus partidos hacen un pacto: el que obtuviera más votos entre ellos dos tendrá en el Congreso los votos de ambos partidos. Uno de ellos será el Presidente. Todo ocurrió como se había pronosticado: ganó don Máximo pero sin mayoría absoluta, por lo que debía definir el Congreso entre don Máximo y el Dr. Durán, pero faltaba otro acto.
Para evitar que ganara el Dr. Durán, don Máximo renuncia a su derecho de participar en la elección en el Congreso y le deja la posibilidad a Yglesias para que dispute la presidencia contra el Dr. Durán, ofreciéndole los votos de sus diputados. Se dan fuertes discusiones constitucionales, pero todo hacía pensar que ahora la presidencia quedaría en manos de Yglesias, quien poco después ya tenía listo su gabinete. Pero falta el último y más sorpresivo de los actos.
En la casa del Dr. Durán se reúnen diputados de su partido y algunos parlamentarios que se apartaron de la línea de don Máximo. De esta reunión sale la jugada final: elegir un candidato de transacción y llevar la idea al presidente Ricardo Jiménez. En medio de serios cuestionamientos, asume la presidencia don Alfredo González Flores, sin haber sido candidato.
La gente de hoy ha perdido la confianza en gran parte de la clase política, no cree, ese es el tipo de traición que hay que extirpar con urgencia.

Arturo Jofré
[email protected]



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