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Universidad y sociedad

Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 20 abril, 2012



Universidad y sociedad

Como es ya lo habitual en estos tiempos de grandes avances en la comunicación, cada día se dan a conocer acontecimientos que ameritan un análisis crítico con el fin de que la realidad no nos sobrepase. Por eso siempre habrá que hacer una escogencia en función de nuestras inquietudes y enfoques personales.
En cuanto a mí, en estos días mi atención estuvo fija en una institución que considero como mi segundo hogar: la Universidad de Costa Rica. El viernes pasado se llevaron a cabo las elecciones para escoger un nuevo Rector. Esta elección merece destacarse, no solo porque ganó un académico connotado, tanto por su trayectoria intelectual como por su integridad personal, sino por el papel que deben jugar las universidades públicas y, en especial, la UCR ante la crisis global que sufre el país.
Desde su creación en 1940, la UCR se ha convertido en un pilar del sistema democrático al igual que la CCSS, el ICE y la banca estatal. En palabras de Rodrigo Facio, la UCR es “la conciencia lúcida de la Patria”. Con ello Don Rodrigo le dio a nuestra Alma Mater el lugar que le corresponde en la sociedad costarricense.
Gracias a esta visión no se incurrió en ninguno de los dos extremos: aislar a la universidad de la sociedad o convertirla en un foco de activismo revolucionario.
La universidad debe insertarse en los procesos de cambio de los tiempos actuales en todas sus dimensiones, sobre todo en los avances científicos y didácticos, sin por ello rehuir el debate de altura en lo ideológico y político, tanto en el ámbito nacional como internacional. Sus medios de comunicación se deben a la difusión cultural y científica.
Pero hay algo en que la Universidad debe contribuir hoy más que nunca y es la defensa de los mejores valores cívicos como base de una auténtica democracia. Pero debe comenzar por dar el ejemplo. Los profesores son los primeros llamados a hacerlo.
Para ello, la primera tarea que tienen las nuevas autoridades es rescatar la mística académica. La Universidad no es un simple lugar de trabajo, sino una forma de vida, que implica una entrega a la docencia, a la investigación y a la acción social. Sus profesores deben ser maestros en todo el sentido de la palabra.
Si el país sufre de una crisis que afecta a los valores esenciales de la convivencia civilizada, la contribución de la universidad en este campo es insustituible dado el desprestigio que los otros poderes que conforman la República sufren a los ojos de la opinión pública.
En cuanto a la Universidad me siento optimista. El nuevo Rector, Dr. Henning Jensen, es una figura destacada como académico. Su curriculum es impresionante, lo mismo que su integridad y firmeza en sus convicciones. Mi relación personal con él es de larga data y polifacética. Ambos somos cultores de la filosofía y amantes de la música clásica.
La tarea del Dr. Jensen apenas comienza. Posee la experiencia para cumplir a cabalidad sus funciones pues ha desempeñado puestos de gran relevancia. Pero no podrá hacerlo solo. Ahora toda la comunidad universitaria sin divisiones ni mezquindades debe acompañarlo en esa noble tarea de contribuir a que el país y no solo la UCR, miren la luz.

Arnoldo Mora

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