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COLUMNISTAS


Vendrán muchos refugiados

Carlos Denton [email protected] | Miércoles 30 junio, 2021


Un amigo nicaragüense llegó a Guanacaste por la vía informal la semana pasada; cargó una mochila, dejando todo lo demás de sus posesiones en su país. No voy a contar por qué ruta hizo su salida porque es alertar a la autoridad y otros no pudieran usarla. Ya solicitó estatus de refugiado y le avisaron que acá le dan la decisión al respecto hasta noviembre – mientras puede estar libre en todo el territorio nacional.

¡Qué gloriosa la tradición de un país que acepta a las personas que no pueden sobrevivir en su nación de origen, aunque no fuera por razones políticas como en el caso de mi amigo! Costa Rica siempre ha sido faro de la libertad para toda la América Latina y aquí han llegado chilenos, peruanos, venezolanos, colombianos, panameños (durante la dictadura), cubanos, dominicanos, y de nacionalidades de todo el globo. Eso sí, ningún criminal es bienvenido.

La norma es que los inmigrantes al llegar quieran trabajar y están dispuestos a realizar cualquier oficio incluyendo los que no quieren hacer los costarricenses. La zafra, la cosecha de café, los trabajos más difíciles de la construcción, la limpieza de casas, las hacen con gusto. Están dispuestos a servir de guardas privados nocturnos, de aceptar ser choferes de autobús con turnos de 12 o más horas seis días a la semana, a limpiar inodoros, barrer, asear.

Los que tienen talentos en muchos casos ponen micro o pequeñas empresas. Si son nicaragüenses algunos vendrán con destrezas ya perdidas en Costa Rica – sastres, zapateros, pintores de edificios y casas, confección de medicinas tradicionales, y otras como remiendo de todo tipo de artículo. Ninguno quiere vivir como mendigo.

Están llegando en el momento ideal porque la economía nacional está a punto de despegar después del período largo y desesperante de la pandemia.

Algunos mal pensados dirán que estos refugiados vienen por orden de Daniel Ortega y cuando el comandante de la señal y la orden se levantarán en armas y con la ayuda de él tomarán posesión de Costa Rica. ¡Qué mentalidad!

Los nicaragüenses que tienen algunos recursos en algunos casos no se quedan acá – se dirigen a Panamá en búsqueda de mejores salarios.

Se debe notar que, aparte de los refugiados que entran por la frontera norte, más o menos 50 mil de un surtido de nacionalidades entran por el sur. Con excepciones los del sur están en el país hasta por 48 horas y siguen para el norte. Estos entran con un permiso de transitar el país dada por la autoridad migratoria. Muy pocos, al ver a Costa Rica por la ventana de un autobús, deciden bajarse y pedir refugio.

No se puede negar que la llegada de tantos nacionales del país norteño vecino pone presión a ciertas instituciones nacionales, y en especial a la CAJA. Muchas veces los trabajos que consiguen están en la economía informal y no pagan cuotas al Seguro. Pero siempre requieren atención en el campo de salud y se les da sin que ellos paguen nada.

¡Bienvenidos todos los refugiados!

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