Vuelco en El Salvador
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 20 marzo, 2009
Arturo Jofré
El Salvador por primera vez en su historia se vuelca y elige a un presidente de izquierda: Mauricio Funes del Frente Farabundo Martí. En el pasado El Salvador pudo, como Nicaragua, haber caído en manos de la guerrilla, ya que había construido una sociedad polarizada y muy desigual.
Cuando don Pepe Figueres vivió parte de su exilio en El Salvador, exclamó: ¡Pobre Centroamérica!, las bendiciones del sistema capitalista han sido llevadas a sus últimos extremos, donde 14 familias poseen y controlan todo. Allí don Pepe se quejó de la forma miserable en que vivían los peones y la ostentosa vida de “las familias”. La clase media prácticamente no existía.
Mientras Costa Rica hacía cambios sociales en los años 40, en El Salvador el dictador Hernández Martínez fusilaba sin proceso alguno a millares de trabajadores y estudiantes acusándolos de agitadores. Así se fue estructurando una sociedad sin términos medios. Las potencias de la guerra fría encontraron tierra fértil para armar a militares y a grupos rebeldes, donde los jóvenes se mataban entre ellos.
La crudeza de la guerra recuerda la guerra civil española: no se respetó nada. En 1980 el mundo se estremeció cuando militares asesinaron a monseñor Romero, hoy en proceso de canonización. Nueve años después un escuadrón militar asesinaba al rector de la Universidad Centroamericana y a cinco jesuitas, a la empleada y su hija. La guerrilla a su vez acentuaba los ataques y los secuestros, especialmente de empresarios. El costo: 75 mil muertos, un millón de personas fuera del país, destrucción y odio.
Poco después de finalizada la lucha fratricida, fui invitado por una universidad a dar una conferencia y pude ver a jóvenes mutilados por la guerra llevando clases en una mansión antigua, rodeada de jardines, que antes había sido el “centro social” donde llegaban mujeres pagadas a compartir con los oficiales del ejército. Era una imagen más de las secuelas de la guerra.
La dura experiencia ha hecho que la derecha y la izquierda se vuelvan más pragmáticas y se aparten de sus posiciones extremas. Dentro de este marco, Funes ha dicho que su referente es el presidente Lula da Silva, de hecho ya voló a Brasil en su primer viaje post elección. Dice Funes que Lula ha hecho un proceso de cambio sensato que ha atraído a más empresarios, en vez de hacerlos huir, además “ha sacado una buena cantidad de gente de la pobreza y eso es lo que yo deseo”.
Funes busca generar empleo por medio de la empresa privada, tratando de lograr un entendimiento nacional y abandonar la polarización. Si Funes cumple y la derecha está dispuesta a colaborar como lo señalan sus dirigentes, el país se habrá liberado de los extremos, lo que significa que la sociedad habrá alcanzado un estado de solidez superior. El resto ya lo tiene: gente trabajadora, emprendedora y con un buen nivel educativo, un sector empresarial muy agresivo y competitivo, en fin, un país muy distinto al que conoció don Pepe.
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