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COLUMNISTAS


Yo soy Ucrania

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 28 marzo, 2022


Cuando se viola la vida, la libertad, y los derechos de cualquier ser humano cada uno de nosotros debe sentirse parte de ese ser humano. Ante la cruel, injustificada e inhumana guerra lanzada por Vladimir Putin contra Ucrania todos debemos sentirnos Ucrania. Por eso YO SOY UCRANIA.

Ya pasó un mes de despiadada guerra. Miles de civiles ucranianos han muerto y las bajas en su ejército son muy importantes. Desdichadamente también se calcula entre 7.000 y 15.000 los inocentes soldados rusos enviados a la muerte. Más de tres y medio millones de personas han salido de Ucrania a países vecinos buscando refugio, incluyendo 1,8 millones de niños. Esta es la más rápida salida de refugiados de un país de la que se tiene cuenta. UNICEF estima que de una población total de 7,5 millones de niños más de la mitad (4,3 millones) han sido desplazados de sus hogares en un mes. La destrucción causada por los bombardeos a las ciudades es inmensa y también dolorosa. Mariúpol está destruida. Es un importante puerto y uno de los centros principales de la metalurgia y la construcción de maquinaria, con casi medio millón de personas, más grande que San José. Y solo quedan escombros. Járkov (Kharkiv) la segunda mayor ciudad de Ucrania con más de 1.400.000 habitantes ha sufrido enorme devastación. Muchas otras ciudades incluyendo la Capital Kiev y Odesa sufren enormes bombardeos que incluyen instalaciones civiles. Más de 1.500 edificaciones no militares han sido atacadas.

Se puede discutir si la conducta de EEUU, la UE y la OTAN frente a la desintegración de la Unión Soviética fue apropiada o no con la ampliación de membresía de esa alianza militar defensiva. Se puede discutir si al ampliar la OTAN se violaron acuerdos previamente establecidos, primero con la URSS después de la caída del Muro de Berlín con relación a la integración de Alemania, y luego con Rusia al desintegrarse la URSS. Se puede discutir si habría sido mejor desde un punto de vista estratégico no ampliar la OTAN. Incluso hace unas semanas expresé que Occidente debió ser más receptivo a la necesidad de asegurar a Rusia la posibilidad de que Ucrania -al estilo de Finlandia- desarrollara una política de neutralidad y un compromiso de no participar en la OTAN. Si ya se había renunciado a intervenir en la lucha armada en defensa de Ucrania -lo que creo oportuno para evitar los riesgos de una confrontación entre potencias nucleares- debió, indiqué, buscarse una solución que defendiera la vida independiente de Ucrania a la vez que los intereses estratégicos tanto de Rusia como de la UE, el Reino Unido y los EEUU. Claro que se que eso no hubiera garantizado que Putin no habría ordenado la invasión, pues sus declaraciones de que Ucrania es parte integral de Rusia hacen dudar de cual habría sido su respuesta. Pero era una negociación que se debería haber agotado para tratar hasta el último momento de prevenir la guerra.

Pero frente a esas disquisiciones hay que reafirmar que nada justifica la abominable y criminal embestida armada contra Ucrania, unilateralmente decidida por Vladimir Putin y ejecutada por el ejército ruso. De las muertes, la destrucción y los efectos de esta guerra en la economía y el bienestar mundial el responsable es Putin y su oligarquía despótica que gobierna Rusia.

Los costarricenses no podemos ser indiferentes.

Somos un pueblo amante de la paz.

Nuestro Primer Jefe de Estado fue un maestro, no un militar. Pocos años después de terminada la Campaña Nacional un General que había dado un golpe de estado eliminó la pena de muerte. Después de la Guerra Civil de 1948, se eliminó el ejército.

NO PODEMOS ser indiferentes a la cruel guerra desatada por Vladimir Putin contra el pueblo ucraniano. NO PODEMOS por humanidad. NO PODEMOS por nuestros Valores.

Tampoco podemos por nuestro interés nacional. NO PODEMOS olvidar que no tenemos ejército, y que nos hemos visto amenazados por países que si lo tienen. En el pasado naciones amigas y organismos internacionales han acudido en nuestra ayuda. ¿Quién nos defenderá sin ejercito si un dictador nos invade? Por esta realidad nuestra soberanía descansa en el derecho internacional, en el principio establecido en las Naciones Unidas en contra de intervenciones militares unilaterales (Artículo 2.4 de la carta de las NNUU) y en los principios que marcan la OEA. Pero la eficacia de estos instrumentos depende de que se aplique en nuestro favor la solidaridad de otras naciones. Es pues de fundamental importancia para nuestra propia sobrevivencia fortalecer la condena a las invasiones a otras naciones. NO PODEMOS por nuestro propio interés y en protección a nuestra soberanía ser indiferentes a la oprobiosa invasión de Putin a Ucrania.

Por valores y por interés debemos oponernos a las guerras y a las invasiones. Nunca se justifican.

Claro que somos pacíficos y no tenemos ejército, y no es concebible que nos involucremos en operaciones militares. Pero debemos ser solidarios con el pueblo ucraniano.

Cuando se cumplió un mes de la invasión del ejército ruso el Presidente de Ucrania Volodímir Zelenski pidió a las naciones del mundo que manifestáramos nuestra solidaridad con su hoy martirizado país.

Cuando esto escribo se ha convocado para una manifestación el domingo 27 en la Plaza de la Cultura. Yo voy a participar y pido a Dios que muchos lo hagamos. Es por nuestro compromiso con la vida, la dignidad, la libertad y los derechos de hombres y mujeres en Ucrania, y en todo el mundo. Es también por nuestro propio interés.

Nuestro gobierno y nuestro pueblo debemos manifestar nuestra solidaridad con los ucranianos.

Espero que nunca tenga ningún costarricense que abandonar nuestra amada tierra por miedo a morir, por violencia o por persecución.

Keylor Navas nos da ejemplo al recibir en su casa 30 refugiados de Ucrania. Costa Rica, su pueblo y su gobierno, debemos seguir ese ejemplo. Se debe disponer de una cuota apropiada de visas humanitarias para recibir refugiados de Ucrania.

Nuestra historia, nuestros valores y nuestro interés nacional nos llaman a ser solidarios con Ucrania.

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